Nuevo Contrato Firmado

Estamos nadando. Esperando ver cuál nido de alegría se nos arrima próximo. Todos predispuestos a millones de diferentes configuraciones anatómicas. Con detalles de ruta prescritos en la concepción. Enredados en una honda de tecnológica e historia que nadie puede hacer cundir en paz. Nuestras almas rodando al último paradero. Con los muchísimos entre tiempos dentro de esta experiencia post-moderna del primer mundo. Hasta los más poderosos comprometidos en un jugo de ruleta rusa sin tiros en blanco.

Me tomo estos momentos pequeños para celebrar las buenas fortunas que se me han creado recientemente. Sin mucho verbo pero respirando un aire fresco. Bebiendo ron con las piernas colgadas fuera del bote. Satisfecho pero con un pesar colgado sobre mi cuerpo. Pesar porque ya no tengo a nadie con quien compartir estos momentos. Desde que tuve 16 años sabía que llegaría este día. Poquito a poquito me he desvanecido de las vidas de muchas personas. Por las razones privadas y por las que hay a plena vista. Yo también soy más que culpable por esta soledad - no es solo la falta de carácter de algunos personajes que me castiga con esta lejanía. Uno puede decir que se acostumbra con el tiempo al silencio pero siempre hay noches como esta. Durante los buenos tiempos ocurren. Me imagino como sería de diferente mi vida si tuviera la suerte de compartir estos triunfos con un amor o un amigo del alma. Pensamientos absurdos probablemente, pero se me ocurren mientras miro las señales de neón reflejados en mi fierro. 

No quiero ningunas segundas oportunidades pero pienso en la cara de ese amor. Como te cambie la sonrisa. Que pena como ocurrieron las cosas. Conociste a una réplica barata. Son malas cartas de la vida que no tienen justicia. Nunca faltó esa pasión que se me desembocaba pero no podía explicar. Llevaba esa misma vida doble que hoy me esposa a mi realidad. Con miedo de exponerte a la violencia al doblar la esquina. Ahora presiento que vives sin saber que hay algo más grande que ti. Por eso solo vale marchar adelante cuando el momento ya seque las palabras escritas. Se me hace más fácil detener el pozo agrio que llevo dentro con la propuesta de otro emprendimiento.

Marco el tiempo otra vez en cero. De nuevo me siento como una bola de cicatrices. Tan rápido paran de derramarse las botellas recién destapadas. Otra vez empiezo a despedazar un problema con la pequeña ayuda de un neurólogo de Yale, un siquiatra de la Ciudad de México y un luchador de Nebraska. Ya se me acaba el tiempo de sensibilidades. Lo que me da paz es saber que está siempre iba a ser mi vida. No puedo negar que soy un especialista. Los jefes con un nombre de letras me dijeron hace tiempo que la vida civil nunca estuvo en mis hojas de té. A la carga con la vanguardia dentro de este barril de crema. Préndanme la vela que llevo en la guantera que otro pinta calavera. Haciendo mis mejores intentos en preservar este bolsillo con unas cuantas semillas de sublime. Lo que no me falta es estupidez para seguir adelante. Bien programado en el arte del daño.