Ya no le puedo explicar la situación. El remordimiento y la paz me castigan con este tipo de silencio. Musiquita de parranda fuerte le pongo para calmarle. La copa se me empieza escapar de los dedos fríos. Tengo los labios pidiendo remedio alguno. Todo bien ubicado en mi cuarto. Cada objeto en su lugar. Ahora ya no siento ese dolor tan agrio que me retorcía las entrañas al ver los morros de ropa. Cada prenda un fragmento de mis impulsividades. Recuerdo cuando me veía como la persona que le robo la inocencia a muchos. Ya no tanto. Pues ni se adonde estoy. Yo no soy nadie, ni nunca lo seré. En el futuro me matarán como un parásito. Cada viernes me mandan señales diciendo que me odian. El ritmo no cambia y voy manejando. Deben saber que me meo de la risa. Una rata en ruedas. Presa adicta al escape. Las personas como yo creo que se van evaporando cada día. Por una arrogancia que les previene ver muchas cosas. Perdiendo pedacitos de si mismos que no valen nada. Desmenuzados a un cadaver con una erección. Le digo que mañana tengo que ir al dentista para ver los resultados de los exámenes. Comentarios tímidos que no me llaman la atención. Mi nueva dieta me está funcionando lo bastante bien. Este fin de semana salgo con mis amigos ricos. Apostando la vida para que se sigan mordiendo los labios unas perras sin hogar. Lo más que cambian las cosas. Más solo hay que esperar y pegar un grito al abismo. Di un salto pensando en hoy. Quizás me lo merezco y es lo esperado. Lo dije hace años. Pagarían mucho por esto. Traigo un vallenato envenenado con mucha candela.